Autobiografía

Nací el 9 de Marzo de 1990 en la ciudad de Popayán, Colombia. Llegué a una familia conformada por mi madre, Blanca Nidia Sandoval López y mis tres hermanas, Leslie Ximena, Carmen Andrea y Paola, hijas del primer matrimonio de mi mamá. Mi padre, Robinson Idrobo Ante, sólo se mudó con nosotros un año después de mi nacimiento.

Crecí al occidente de la ciudad, en un barrio que queda a las afueras, llamado La Capitana, en honor a la mujer de igual apodo que lo había creado. Ahí conocí a mis amigos de infancia con los cuales compartí el escaso tiempo que disponía, ya que desde los cuatro años presenté cuadros asmáticos que impedían muchas veces que me la pasara fuera de la casa. Quizás este sea uno de los principales motivos por el cual hoy ame la privacidad de mi casa.

Estudié mi preescolar en Casa Materna Retoñitos. Ahí aprendí, cuando apenas tenía cuatro años de edad, que el hombre y la mujer tenían relaciones sexuales para tener bebés. Mi mamá trabajaba en la Caja de Previsión Departamental del Cauca, cuyo establecimiento se encontraba junto a mi jardín infantil.

Mi primaria la estudié en la Institución Educativa María Occidente, contrariando los deseos de mi madre que deseaba que estudiara en el Colegio Seminario Menor. ¿La razón? Mi madrina Ana Omaira Cabanillas (hermana del primer esposo de mi mamá), mi padre y yo (a mi escasa edad), deseábamos que estudiara en la institución donde Omaira enseñaba. Con ella recibí mis primeros grados de primaria. A pesar de los “coscorrones” que recibía, nunca supe cómo callar, hasta que entré en la universidad. Lo cual me llevó por muchos regaños durante las clases de mi itinerario escolar.

En 2001 deje de estudiar seis meses para poder cambiar de colegio, ya que en mi país los colegios privados tienen diferente calendario de los públicos (como María Occidente). Y es en 2002 cuando entro al Seminario Menor, un colegio religioso católico que se arraigó en mi corazón y reveló mi pasión por la lectura.

En el Seminario conocí a muchas personas inteligentes, amables y dispuestas a brindar algo de su experiencia. Gracias al componente lector que acompañaba la materia de Español, aprendí a enamorarme de la literatura. Empecé con textos como La Sirenita de Agua Dulce de Triunfo Arciniegas, pasé por La Vorágine de José Eustacio Rivera, La Metamorfosis de Franz Kafka y llegué a Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez.

Al tiempo que leía, mi imaginación estalló en un cielo estrellado de ideas. Y es en 2003, cuando tengo tan sólo 13 años que nace la idea de un gran juego. Que un año más tarde, exactamente un 16 de junio, se convertiría en mi primer inicio de un texto largo. El resultado cuatro meses después: mi primer libro. Que con el tiempo y los bailes con la lectura fue evolucionando.

El 24 de diciembre de 2004, mi mamá le dice a mi papá que se tiene que ir de la casa. Se separan. Y yo me debato entre fines de semana en casa de uno y otro. Algo que realmente nunca afectó fuertemente mi ánimo. En verdad, recibí más bien un respiro de las infinitas discusiones que se habían acostumbrado a tener cabida en mi casa.

En 2006 conozco a Giovanni Quessep, un escritor colombiano de la costa, residente en Popayán. De él escucho que la lectura y la paciencia son las mejores herramientas que acompañan a la imaginación de un escritor. Y a pesar de mi ímpetu por publicar, decido esperar el momento preciso. Proceso que hoy en día continúo viviendo.

En 2008 me gradúo del Seminario Menor. Mi madre nunca estuvo más dichosa en su vida. A pesar que tuve la oportunidad de estudiar Producción de Cine y Televisión (mi más grande sueño) en la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá) gracias a un cupo que me otorgó el colegio para presentar la prueba, desistí por insistencia de mis padres y de un capricho amoroso que al mes de la deserción me abandona. Es ahí cuando me mudo a la ciudad de Santiago de Cali el mismo día que tomo la apresurada decisión.

En Cali tuve la oportunidad de vivir solo, experimentando la responsabilidad que esto atrae. También tuve la fortuna de estudiar actuación para cine y televisión durante seis meses en la Academia Naar Landaeta. Ahí conocí grandes personajes como Sandra Naar, Carlota Henríquez y Yoma Naar, que han dejado una gran huella en mi vida. También compartí con grandes compañeros, de los cuales varios ya han trabajado en televisión nacional.

Debuto a mediados de 2009 en un cortometraje llamado Puntos Suspensivos, y posteriormente en Agosto del mismo año en el argumental Sombras de la Noche.

En 2009, debido a problemas económicos y familiares regreso a Popayán. Vuelvo con el ánimo bajo, y sólo el tiempo se encarga de darme la oportunidad de re-ajustarme a la vida familiar. Me presento a la Universidad del Cauca a finales del mismo año, logrando ganar la prueba de admisión con el mejor resultado en 10 carreras. Es en ese momento en que entro a estudiar Comunicación Social y Periodismo. La cual, no sólo ha otorgado una nueva dirección a mi pensamiento, también es mi actual profesión de estudio.


A continuación dejaré algunas mil hojas para que con los años vaya escribiendo en ellas mi continuo caminar.